Ya terminé de leer el libro que me regalaron estas navidades, el número VIII de la Herejía de Horus, no esperaba mucho de él y ha sido una gran sorpresa, la mejor batalla espacial que he leído nunca en la ciencia ficción. Pero antes de seguir …
¡¡¡Alerta de spoilers!!!
Las cosas buenas.
- La batalla espacial, por fin un autor que tiene en cuenta las 3 dimensiones en el espacio, me he convertido en un fan de Ben Counter después de esta novela.
- Los malos, es decir los Portadores de la Palabra, su historia no redunda en lo ya explicado en otras novelas y se centra en contarnos cómo se va desarrollando el Plan que tienen para conquistar Ultramar.
- Los Devoradores de Mundos leales, muy bien llevados, especialmente Skraal, una visión más allá de la típica de unos seguidores de Khorne.
- Los defectos genéticos de los Lobos, que si bien no llegan a caer en el descontrol de los Devoradores de Mundos si se ve su problemilla, especialmente en su rivalidad con los Mil HIjos.
- El «fondo», es decir, cómo en mitad de un Imperio que trata de abandonar la superstición surgen los cultos por la mala gestión que han llevado del tema. Con un mensaje que pasa desapercibido en la narración pero que está presente, no solo en los Portadores de la Palabra sino incluso en los mismos Ultramarines, donde el conocimiento y la ciencia quedan de lado cuando anteponen conceptos más medievales y antiguos como el honor, la lealtad o la intuición.
Las cosas malas.
Solo hay una y pequeña, al final del libro (ey, si estas leyendo y no has leído el libro ya te he avisado que había espoilers) cuando Cestus empieza a flipar con la disformidad no hay ninguna consecuencia, a diferencia del lobo espacial que se carga su unidad, así que es una parte que queda bastante deslucida, más allá de que tiene sus visiones.
¿Lo volvería a leer?
Sí, en cuento tenga tiempo de nuevo será el primer libro que me lea, antes de leer La Batalla de Calth (el numero XIX por cierto, vaya orden de mis narices que siguen en la Black Library)