Esta semana tocaba jugar partida de wargames (para ser exactos a Fantasy el viejo mundo) pero el estado de las carreteras (nieve, hielo y niebla) ha impedido que nos pudiésemos juntar para tirar dados, a cambio estuve montando minis.
Por un lado mis recién regalados neurogantes, minis con las que estoy encantado, me ha llamado la atención dos cosas: son monopose, me sorprendió un poco ya que estoy acostumbrado a los últimos gantes que daban lugar a cierta flexibilidad y a poder hacer ligeras conversiones, posibilidad que ha desaparecido; y el tamaño, siguen siendo miniaturas y no «giganturas», milagro, algo que pensé que era imposible con GW. En el montaje, según iba preparando las peanas, me dije «a paseo», y decidí volver a peanas más sencillas, la verdad es que me estaba cansando un poco de lo rebuscado que se pone a veces el hobby y opté por aprovechar la arena de modelismo recién comprada.
Por otro lado está la escenografía que venía en el nº 25 del coleccionable Stormbringer. Tanto la fuente como el cofre me vienen genial para Frostgrave.
No tenía pensado comprar este número (ni ningún otro la verdad) pero lo encontré a 2 €, ¿el motivo? pues parece ser que aunque la colección sea un gran éxito un muchas partes de España hay sitios en los que está siendo un auténtico fracaso y no saben como deshacerse del stock, según me dijo la quiosquera en algunas partes (como Asturias y León) se amontonan los números y la editorial ni siquiera los quiere de vuelta (aún). Lo curioso de esto es que precisamente en estas provincias tiene mucho empuje otro coleccionable de Salvat que yo no me esperaba, el de Dungeons and dragons, el cual en gran parte del país está pasando ni pena ni gloria.